El Vaticano está preparado para actuar en pocos minutos y apagar un incendio en San Pedro, en la Capilla Sixtina o en los Museos. En estos lugares hay detectores de humo conectados con la centralita de los bomberos del Vaticano, que pueden desplazarse al foco del incendio en menos de 5 o 10 minutos.
El patrón de los bomberos del Vaticano es el papa San León IV. Un fresco pintado por Rafael recuerda que cuando un terrible incendio estaba a punto de arrasar la basílica y las casas de alrededor, bendijo al pueblo desde el balcón de San Pedro y el fuego se apagó milagrosamente. Desde entonces, con su ayuda, y con la de 200 detectores de humo y 36 bomberos, no ha ocurrido ninguna desgracia en el Vaticano.