1.300 formadores de diversos carismas religiosos se reunieron con el Papa en el Aula Pablo VI. La vida consagrada, señaló, requiere bases sólidas, una personalidad que a veces "hasta las propias familias raramente ofrecen”. Por eso, el Papa dijo que los formadores tienen ante sí una responsabilidad grande y que la mejor forma de atraer nuevos candidatos es predicar con el ejemplo de una vida coherente.
"También estoy convencido de que no hay crisis de vocaciones allá donde hay consagrados capaces de transmitir, con su propio testimonio, la belleza de la consagración. Y el testimonio es fecundo”.