Si hay un arma que sale barata a los combatientes es el provocar que sus enemigos mueran de hambre. Así ha sucedido en varias ciudades sirias en las que la situación era más propia de la II Guerra Mundial que del siglo XXI.
En Siria hay 4 millones y medio de personas viviendo en zonas "difíciles de alcanzar” asediadas por varias milicias donde es difícil saber a qué condiciones se enfrenta la población civil.