Fueron miles los que acudieron al encuentro convocado por el movimiento de Renovación en el Espíritu Santo.
Un encuentro ecuménico cuyo objetivo era rezar con otros líderes cristianos por los cristianos perseguidos y cuyo invitado de honor no pudo ser otro que el papa Francisco.
Durante su largo discurso el Papa insistió en la necesidad de que los cristianos vivan unidos y recordó cómo muchos mártires, católicos o no, encontraron la misma muerte por confesar al mismo Dios.