Más de cien estudiantes participan en un curso que dura tres semanas. Quieren demostrar que las llamadas lenguas muertas cada día están más vivas.
Son estudiantes de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, en Roma. Asisten a clase durante el verano porque quieren aprender estas tres lenguas antiguas: griego, latín y hebreo. Son alumnos de edades y países muy distintos, pero todos comparten un interés común.