Durante los últimos años, el principal obstáculo para que se produjera el encuentro entre el Papa y el Patriarca de Moscú era la Iglesia greco católica ucraniana, que cuenta con 4 millones y medio de fieles. El Patriarcado de Moscú considera que esta Iglesia hace proselitismo en su territorio, y que en la práctica les roba seguidores; algo que el Vaticano niega.
Shevchuk y sus seguidores consideran que la declaración conjunta menosprecia a la Iglesia greco católica ucraniana y que no refleja que la guerra en Ucrania es fruto de una intervención rusa.
El arzobispo se mostró satisfecho del encuentro, y a la salida aseguró que el Papa había reiterado que la declaración conjunta con el Patriarca de Moscú es como un punto de partida: no se trata de un documento definitivo ni de un dogma de fe.