Mijaíl Gorbachov fue el primer líder soviético que se reunió con un Papa, Juan Pablo II.
Meses después la Unión Soviética y la Santa Sede retomaron sus relaciones diplomáticas con representación mutua en ambos países. El telón de acero se estaba resquebrajando y la Unión Soviética emprendía el camino hacia la apertura.
En menos de un siglo, de un régimen marxista ateo se ha pasado a unas relaciones normalizadas. Por eso, el embajador no descarta una visita del Papa a Rusia.