Hace más de 50 años la Iglesia católica en Nueva Zelanda envió a un sacerdote a la base americana de McMurdo, en la Antártida. Debía atender a los investigadores y trabajadores de la National Science Foundation, una agencia gubernamental estadounidense que aún hoy está allí presente.
Sin embargo, con el paso de los años la inversión del gobierno americano ha disminuido y cada vez son menos las personas van allí a trabajar. De hecho, la National Science Foundation anunció que, de común acuerdo con el sacerdote que coordinaba los servicios religiosos de la base, la atención espiritual de los trabajadores pasará a los capellanes militares del ejército americano.