La plaza de San Pedro acogió la vigilia de oración por el Sínodo sobre la Familia. En la ceremonia, que comenzó poco después de las cinco de la tarde, varios matrimonios de diferentes edades hablaron sobre su vida familiar y matrimonial.
El Papa las escuchó y después se dirigió a todos los peregrinos en la plaza. Pidió que la asamblea sinodal sepa abrazar todas las situaciones que afronta la familia hoy en día.
También recordó que, pese a estas dificultades y por muy castigada que esté la familia, su valor es incalculable.
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