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Homilía del Papa en Casa Santa Marta: Jueves 16 de marzo de 2017

EXTRACTOS DE LA HOMILÍA del Papa, jueves 16 de marzo de 2017
(Fuente: Radio Vaticana)

"Cuando una persona vive en un ambiente cerrado – añadió el Papa – respira el aire propio de sus bienes, de su satisfacción, de la vanidad, de sentirse seguro, confiando sólo en sí mismo, con lo cual pierde la orientación, pierde la brújula e ignora dónde están los límites”.

"Él sabía quién era aquel pobre. Lo sabía. Porque después, cuando habla con el Padre Abraham, dice: "Pero, envíame a Lázaro”. Incuso ¡sabía cómo se llamaba! Pero no le importaba. ¿Era un hombre pecador? Sí. Pero del pecado se puede ir hacia atrás: se pide perdón y el Señor perdona. Pero el corazón lo ha llevado por un camino de muerte hasta el punto de que no se puede volver atrás. Hay un punto, hay un momento, hay un límite del que difícilmente se vuelve atrás: es cuando el pecado se transforma en corrupción. Y éste no era un pecador, era un corrupto. Porque sabía de las tantas miserias, pero él se sentía feliz allí y no le importaba nada”.

"¿Qué sentimos en el corazón cuando vamos por el camino y vemos a un sin techo, veamos a niños solos que piden limosna? ‘No, pero estos son de aquella etnia que roba…’. ¿Sigo adelante, hago así? Los sin techo, los pobres, los abandonados, incluso los sin techo bien vestidos, porque no tienen dinero para pagar el alquiler, porque no tienen trabajo… ¿Qué cosa siento yo? Esto forma parte del panorama, del paisaje de una ciudad, como una estatua, la parada del autobús, la oficina del correo ¿Y también los sin techo son parte de la ciudad? ¿Esto es normal? Estén atentos. Estemos atentos. Cuando estas cosas resuenan en nuestro corazón como normales – ‘pero sí, la vida es así… y yo como, bebo, y para quitarme un poco de sentido de culpa doy una oferta y voy adelante’ – el camino no va bien”.

"Por esta razón pidamos al Señor: ‘Escruta, oh Señor, mi corazón. Mira si mi camino está equivocado, si yo estoy en un camino resbaladizo del pecado a la corrupción, del que no se puede volver atrás’. Habitualmente, el pecador, si se arrepiente, vuelve hacia atrás; el corrupto, difícilmente, porque está encerrado en sí mismo. Que la oración sea hoy: ‘Escruta, Señor, mi corazón’. ‘Y hazme comprender en qué camino estoy, por cuál camino estoy yendo’”.

 

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