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- Homilía del cardenal Angelo Amato en la beatificación de 109 mártires claretianos en Barcelona

El pasado 21 de octubre de 2017, el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, presidió en el templo de la Sagrada Familia en Barcelona la beatificación de los 109 mártires claretianos asesinados durante la Guerra Civil, que respondieron con la“eficaz arma” del perdón aquel intento de aniquilar el cristianismo en España.

Durante la homilía el Cardenal recordó las palabras: “No tenim por. No tenemos miedo” que miles de personas gritaron tras los atentados del pasado agosto en Barcelona. “El terrorismo intenta con su diabólica inventiva de muerte infundir miedo, pero el pueblo responde a una sola voz: ‘no tenim por’, no tenemos miedo. Nadie puede herir al hombre con el miedo y el terror”. Por eso insistió en que“en el hombre existe un potente antivirus, que es su vocación a la vida y no a la muerte; al amor y no al odio; al gozo y no al miedo. El hombre está hecho para amar, vivir y gozar y nada ni nadie puede separar al hombre de la vida y del amor”.

La misa de la beatificación, presidida por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, ha sido concelebrada por unos treinta obispos de todo el mundo, entre los cuales han estado el arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, el superior general de los claretianos, el padre Mathew Vattamattam o el nuncio Renzo Fratini, además de por 300 sacerdotes. El famoso templo de Gaudí se han llenado para la ocasión con alrededor de tres mil asistentes al acto, entre ellos un millar de familiares de los 109 mártires, y religiosos claretianos de países desde Nigeria hasta Corea. En el video se visualiza y escucha la homilía del cardenal Amato

En su homilía para la beatificación, el cardenal Amato ha asegurado que la historia de la persecución religiosa española durante el siglo pasado “fue una virulenta epidemia de muerte y destrucción que dejó tras de sí miles y miles de víctimas indefensas e inocentes. Sin embargo hizo emerger el coraje de miles de mártires, hombres y mujeres cuya sangre se ha convertido en la savia del dinamismo de la Iglesia española actual”.

“Frente al diabólico tsunami de la persecución, los 109 religiosos claretianos reaccionaron con la eficaz arma de la caridad y del perdón. Para aquellos que querían aniquilar la presencia cristiana en España, los mártires respondieron perdonando, orando y gritando: ‘no tenemos miedo’”, ha subrayado el Cardenal.

“Los mártires claretianos no tuvieron miedo, estaban dispuestos a sacrificar sus vidas para decir al mundo, una vez más, que el bien vence al mal”y aseguró que esta beatificación es una invitación a “transformar la tristeza en alegría, el rencor en perdón a los enemigos que también están necesitados de redención. Nos invitan, por último, a no tener miedo y permanecer fieles a nuestra identidad cristiana, más aún, a sentirnos orgullosos de ella”.

También afirmó que el sacrificio de las vidas de estos claretianos fue “la semilla de un cristianismo más fuerte y más consciente de la Verdad del Evangelio, que enseña a amar a los amigos y también a los enemigos, porque la única venganza del cristiano es el perdón de los enemigos”.

Por eso ha explicado que la Iglesia celebra a los mártires, “no por venganza, sino por volver a proponer hoy, ayer y mañana, la eterna ley cristiana de la caridad sin límites” porque “el cristianismo propone una cultura de paz y fraternidad, y no de guerra”.

Sobre los mártires claretianos beatificados hoy, el Cardenal ha asegurado que fueron “fieles hasta el final a Cristo y a su vocación cristiana y sacerdotal” y recordó los últimos momentos de algunos de ellos.

Como es el caso del P. Mateo Casals, que encabeza la causa. “Su único delito fue ser un sacerdote católico. Según los testigos, el P. Mateo se había preparado para el martirio y en el camino que conducía a su ejecución varias veces repitió en voz alta: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Sagrado Corazón de Jesús!”, ha dicho.

También ha recordado la muerte de un estudiante que recitaba el rosario. “Los milicianos marxistas le obligaron a tirarlo al suelo y pisotearlo (el rosario). Ante su negativa le metieron el crucifijo en la boca empujándolo hasta el punto de hacerle escupir sangre”.

El Cardenal ha afirmado durante la homilía que “nos contraría que después de las torturas y los asesinatos, los milicianos se jactaban de sus abusos como si fueran actos gloriosos. Pero nos conforta que todos los religiosos se comportaron con fortaleza y dignidad e incluso con alegría, sin nunca traicionar su fidelidad a Cristo y a la Iglesia, ya que antes de ser asesinados los milicianos les prometían la libertad si abjuraban de su fe, pero ninguno lo hizo”.

Ante esta “moderna masacre de inocentes” el Cardenal Amato ha recordado las palabras de Jesús: “Bienaventurados vosotros cuando os insulten, persigan y calumnien de cualquier modo por mi causa”.

 

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