TEMAS
- 8. Principios y Fundamentos (continuación) Ejercicios espirituales de San Ignacio

Ya estamos terminando el Principio y Fundamento. Recordando: el hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor. Y las otras cosas son creadas para el hombre y para que le ayuden a conseguir su fin. Debemos usarlas tanto cuanto, y evitarlas tanto cuanto. Y ahora pone Ignacio el párrafo más importante: "Por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en todo lo que cae bajo la libre determinación de nuestra libertad y no le está prohibido ; en tal manera que no queramos, de nuestra parte, más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y así en todo lo demás, solamente deseando y eligiendo lo que más con-duce al fin para el que hemos sido creados. Es un párrafo precioso y lleno de sabiduría. Si lo único que yo quiero es cumplir la voluntad de Dios, me debe dar lo mismo ser rico que ser pobre, vivir menos que más, ser honrado o deshonrado, tener buena salud o no tenerla. La palabra "indiferencia" es bien común en nuestro vocabulario y significa: me da lo mismo una cosa que la otra, no me preocupa, no me importa, me da lo mismo. Para Ignacio es otra cosa: relativisar todo lo que no sea Dios, libertad, disponibilidad, apertura radical a las exigencias de la voluntad de Dios, encontrar a Dios en todas las cosas. Dice que las cosas en las que yo puedo ser indiferente son aquellas que caen bajo mi libertad y no están prohibidas. Yo no puedo elegir entre matar o no matar, adulterar o no adulterar, robar o no robar, pues estas cosas ya están prohibidas. Hay muchas cosas en la vida en las que yo puedo elegir como los ejemplos que él pone. Los santos son los que mejor vivieron esta indiferencia de Ignacio. Salud que enfermedad, es el caso del San Alberto Hurtado, un santo jesuita chileno. Gastó su vida en obras de ayuda al prójimo, dando retiros, orientado a los jóvenes, en muchas obras de caridad. A los cincuenta y dos años le descubrieron un cáncer. Su respuesta fue: "contento. Señor, contento". Lo aceptó como venido del cielo. Riqueza que pobreza, es San Francisco de Asís. Su padre tenía un gran negocio de púrpura, tenía el futuro asegurado. Pero él prefirió la pobreza, Fue feliz siendo pobre. Vida larga que corta, es el ejemplo de Teresita de Lisseux. Quería entrar al convento de las Carmelitas a los quince años. No estaba permitido, pero ella lo consiguió. Murió a los veinticuatro años de tuberculosis. Esa enfermedad, que ella aceptó con mucho amor, la llevó a la santidad. Honor que deshonor. San Juan de la Cruz es el modelo. Con Santa Teresa de Ávila se dio a la tarea de reformar la orden del Carmelo que estaba relajada. Sufrió mucho con sus hermanos que no querían cambiar. Lo encerraron en una celda, casi lo mataron de hambre, pero él seguía adelante sabiendo que eso era que Dios quería. No le importaban tantos sufrimientos y humillaciones. Tratemos de imitar a estos santos y aprendamos a ser indiferentes, buscando siempre la voluntad de Dios.
Hasta el próximo video.
Padre Fabián

 

Suscripción al boletín informativo

Si desea recibir información sobre las últimas novedades de la programación de Nazaret TV, envíe los siguientes datos:

Hemos recibido su petición de suscripción correctamente. En breve recibirá un correo electrónico para confirmarla.

Error

Suscripción al boletín informativo

Gracias, su suscripción ha sido confirmada. Pronto empezará a recibir nuestros boletines.