TEMAS
- 3. Cómo encontrar a Dios, orar y discernir (Ejercicios espirituales de San Ignacio)

Todavía estamos en la introducción de los Ejercicios. Hoy les quiero hablar de lo que pretenden estos. Son tres cosas: cómo hallar, encontrar a Dios en todas cosas, cómo orar y cómo discernir.

1. COMO ENCONTRAR A Dios.
Ignacio fue un verdadero revolucionario en las cosas del espíritu. Todavía en el siglo XVI se seguía pensando que a Dios se le encontraba en el templo, en la oración y en la palabra (a Biblia). Ignacio, por experiencia, descubrió que se le puede encontrar en cualquier cosa o lugar: en el trabajo, en la conversación, en la vida sexual correcta, en el deporte, en el arte, en la música, en todo. Para Ignacio no hay nada profano, todo es sagrado pues Dios está en todo. Un santo padre decía que Dios nos dejó dos libros para hablarnos: la Biblia y la naturaleza. En los Ejercicios la última meditación trata de este tema.

2. COMO ORAR.
San Ignacio pone al principio de los Ejercicios veinte anotaciones dirigidas al que da los Ejercicios y al que los hace. La número 2 es la más importante. Le dice al que da los Ejercicios que cuando proponga un tema de meditación sea bien breve, no valen los discursos largos. Deja al alma que se ponga en comunicación con Dios. Eso vale más que muchas palabras. Y dice esta frase que vale un millón: "Porque no el mucho saber harta y satisfice al alma sino el gustar y sentir de las cosas internamente". Ya puedo yo leerme la Biblia veinte veces que si no me cambia, no sirve de nada. Para Ignacio sentir es lo mismo que experimentar. Gustar es lo mismo que saborear. Pongo un ejemplo. Suponte que en la oración tomo el Padre Nuestro. Me pongo a orar y pienso: "Dios es mi Padre, un padre amoroso, tierno, compasivo, cercano; él cuida de mí, me protege, me guía, me perdona, está cerca de mí; me puedo poner en sus manos. No temo". Así puedo estar una hora, dos horas pues estoy teniendo una experiencia. En la Reforma Protestante de Lutero, el Papa y los Obispos estaban bien preocupados pues muchos católicos se pasaban al protestantismo. Por eso insistían que se enseñase bien la doctrina, que se aprendiese de memoria. Ignacio les decía: eso no sirve de nada. Mientras no se tenga una experiencia de Dios, siempre habrá el peligro de abandonar la fe. Los antiguos decían: "Non multas sed multum". No muchas cosas, sono pocas pero en profundidad.

3. COMO DISCERNIR
Discernir es lo mismo que decidir lo que debo hacer. Ignacio es maestro de discernimiento en la Iglesia. Eso no lo aprendió de ningún maestro ni de ningún libro, sino de su experiencia. En su autobiografía cuenta él cómo hizo ese descubrimiento. Mientras se estaba recuperando en su casa, como se aburría, pidió que le trajesen novelas de caballería. No las había en la casa. Entonces le trajeron la vida de Cristo y una vida de los santos. Él dijo: "qué más da, yo lo que quiero es distraerme". Comenzó a leer y notó que esas lecturas que iban haciend0 mucho bien. Estaba cambiando su modo de pensar. Uno de sus grandes sueños era conquistar y casarse nada menos que con la hija del Rey Carlos V. Mientras leía notaba que con las cosas buenas se mezclaban las cosas del mundo. Las del mundo le traían placer pero al poco rato estaba triste. En cambio las lecturas de Cristo y de los santos le traían alegría y ésta permanecía. Entonces comenzó a discernir. Lo pone de esta manera: "Había todavía esta diferencia: que cuando pensaba en aquello del mundo, me deleitaba mucho; pero cuando ya cansado, lo dejaba, hallábame seco y descontento; y cuando pensaba en ir a Jerusalén descalzo y no comer sino yerbas y en hacer todos los demás rigores que veía habían hecho los santos, no solamente me consolaba cuando estaba en tales pensamientos, sino que aun después de dejarlos quedaba contento y alegre. Pero no me fijaba en eso ni me detenía a ponderar tal diferencia, hasta el momento en que una vez se me abrieron un poco los ojos y empecé a maravillarme de esta diferencia y a reflexionar sobre ella, comprendiendo por experiencia que unos pensamientos me dejaban triste y otros alegre y poco a poco llegando a conocer la diversidad de espíritus que me agitaban: uno del demonio y el otro de Dios. San Ignacio pone tres modos para discernir. Los explicaré en el futuro. Habrá también una meditación sobre este asunto. Buena suerte. Hasta el próximo video.

Padre Fabián, SJ

 

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