La última meditación que pone S. Ignacio en los Ejercicios la llama Contemplación para alcanzar amor. Es preciosa. Viene a ser como otro Principio y Fundamento. Pone dos notas para comenzar: la primera: el amor se debe poner más en la obras que en las palabras. La segunda: el amor consiste en comunicación de las dos partes; si uno tiene ciencia da al que no tiene y lo mismo bienes materiales.

La petición ha de ser: pedir conocimiento interno de tanto bien recibido, para que reconociéndolo yo enteramente, pueda en todo amar y servir a Dios nuestro Señor. Y luego pone cuatro puntos .El primero es traer a la memoria los beneficios recibidos de creación, redención y dones particulares, ponderando con mucho afecto cuánto ha hecho Dios por mí. Qué debo yo ofrecerle de mi parte. Y pone esta hermosa oración que se ha hecho famosa: "Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a ti, Señor lo torno; todo es tuyo. Dispón según tu voluntad. Dame tu amor y tu gracia que ésta me basta."

El segundo punto es mirar cómo Dios habita en las criaturas, en los elementos, en las plantas, en los animales, en mí. Así ver cómo habita en mí haciéndome templo del Espíritu Santo. El tercero, ver cómo Dios trabaja y labora por mí en todas las cosas creadas. Se comporta como uno que está trabajando. El cuarto, mirar cómo todos los bienes y dones descienden de arriba, de Dios: la justicia, la piedad, la misericordia. Acabar con un coloquio o conversación con Dios Padre, o con Cristo dándole gracias.