Las meditaciones fundamentales de la primera semana de Ejercicios son los tres pecados--de los ángeles, de Adán y Eva, de otra persona, el pecado particular de alguien. Los pone Ignacio no tanto para hablar del pecado sino para hablar de la misericordia de Dios. Eso es lo que debemos tratar de sentir. Y luego pone una meditación sobre el infierno, raro, ¿verdad? Muchos han negado que exista el infierno disque porque Dios es todo misericordia. Se olvidan de que también es justo. En el Antiguo Testamento no se habla del infierno claramente, en el Nuevo sí y mucho. ¿Qué dice Cristo y qué dice la Iglesia?

Jesús amenaza a los pecadores con el castigo del infierno. Le llama gehenna(Mat.529), gehenna del fuego, gehenna donde el gusano no muere ni el fuego se extingue (Mc. 9,46), fuego eterno, fuego inextinguible, horno de fuego. Allí hay tinieblas, aullidos y rechinar de dientes.

Cuál es la doctrina católica sobre el infierno? El Catecismo de la Iglesia Católica dice lo siguiente: "Morir en pecado mortal sin estar arrepentidos ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de El para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra "infierno". Jesús habla de un pecado que no es perdonado, es no confiar en la misericordia de Dios. Si no creo en esa misericordia, me condeno. Los teólogos distinguen dos daños o penas del infierno: la pena de daño y la pena de sentidos (el fuego es el símbolo de la pena de sentidos. La pena de daño es la separación eternal de Dios en quien únicamente puede tener el ser humano la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira. Dios no predestine a nadie al infierno; para que eso suceda es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y persistir en él hasta el final. En la liturgia eucarística y en las plegarias diarias de los fieles, la Iglesia implora la misericordia de Dios, que "quiere que nadie perezca, sino que lleguen a la conversión (2 Pedro 3, 9).
Hay otro texto importante del Concilio Vaticano II, : "Y como no sabemos ni el día ni la hora--en que vamos a morir-- debemos vigilar constantemente, como nos avisa el Señor, para que, terminado el curso de nuestra vida terrenal, si queremos entrar con El a las bodas(del cordero),merezcamos ser contados entre los escogidos ; no sea que, como aquellos siervos malos y perezosos, seamos arrojados al fuego eterno, a las tinieblas exteriores en donde habrá llantos y rechinar de dientes".




Entramos en la meditación de San Ignacio. Al comenzar la oración debemos pedir "interno sentimiento de las penas que padecen los condenados, para que si del amor del Señor eterno me olvidare por mis faltas, a los menos el temor de las penas me
ayude para no caer en pecado". El temor es un gran aliciente para no pecar. Al confesarnos, si el amor de Dios no nos dice mucho,al menos no quiero pecar por temor al infierno. Luego pone cinco puntos centrados en las penas que según la tradición padecen los condenados. El primer punto será ver, con la vista de la imaginación, los grandes fuegos que padecen los condenados; el segundo, oír alaridos, llantos, voces, blasfemias contra Cristo y los santos; el tercero, oler con el olfato azufre, humo, cosas podridas; el cuarto, gustar con el gusto cosas amargas, como lágrimas, tristeza; el quinto, tocar con el tacto, a saber, como los fuegos tocan y abrasan las almas.

Terminar con un coloquio dando gracias a Dios porque no me ha dejado caer en el infierno--pido que así sea-- . Y agradecerle también porque hasta ahora siempre ha tenido de mí tanta piedad y misericordia. Terminar con un Padre Nuestro. Puedes rezar también el "Señor mío Jesucristo" que es un acto de contrición. Hasta el próximo video que será sobre la misericordia de Dios.