1. Queremos ser felices.
Iniciamos los Ejercicios Espirituales de San Ignacio que son uno de los tesoros más grandes de la Iglesia Católica. ¿Por qué les quiero dar este regalo? Porque todos, sin distinción queremos ser felices. Buscamos la felicidad de muchas maneras: en el sexo, el dinero, el prestigio, la posición social. Pero nunca la encontramos. No es suficiente satisfacer nuestros deseos. Es que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Sólo él nos puede llenar. Decía San Agustín en sus confesiones: "Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti".

Buscamos la felicidad por fuera cuando hay que buscarla por dentro. La buscamos en las cosas y en las personas cuando está dentro. Nadie me puede hacer feliz, solo yo me puedo dar la felicidad. Nosotros mismos hemos elaborado el camino hacia la felicidad: felices los que tienen dinero, los que pueden comprar el último modelo, los que siempre triunfan, los que son aplaudidos, los que pueden disfrutar de la vida al máximo, lo que no les falta nada. Caminamos en dirección contraria.
Les quiero presentar una fórmula para llegar a la felicidad que no falla. La desarrolló y elaboro un hombre extraordinario que se llamó Ignacio de Loyola, un hombre plenamente feliz. La descubrió en un momento de crisis, de fracaso cuando parecía que todos sus sueños se venían abajo. Fue herido en una pierna mientras peleaba en una guerra. Mientras se recuperaba comenzó a leer los Evangelios y la vida de los santos. Se les abrieron los ojos. Como fruto de su encuentro compuso un pequeño libro--mejor dicho, una guía--que llamó Ejercicios Espirituales. Esta guía ha hecho mucho bien a millones de personas.
Dice un autor que este libro ha hecho más bien que letras tiene. Es un libro para cristianos, pero también para los que no lo son. Incluso para ateos. Baste recordar que Mao Se-tung, el gran líder de la China, uso este libro para propagar su teoría del marxismo. Así que, si no crees en nada, te invite a que te unas a nosotros en esta búsqueda.
San Ignacio propone que los Ejercicios Espirituales se hagan durante un mes en silencio. Es una guía de encuentro con Dios y con uno mismo. Pero también se pueden hacer en la vida, siguiendo las ocupaciones diarias. Pero sacando siempre un tiempo para reflexionar, para orar. Esto es lo que voy a hacer con ustedes, los que se me quieran unir. En los próximos tres escritos esto es lo que voy a hacer: a, dar un recorrido por la vida de San Ignacio; b, explicar lo que son los Ejercicios y cómo se hacen; c, explicar las preguntas existenciales que nos ayudan a profundizar en la experiencia de los Ejercicios Espirituales: quién soy, de dónde vengo, a dónde voy, qué sentido tiene mi vida. Cada semana voy a ir dando un tema de meditación de modo que más o menos en veinte semanas terminemos la experiencia.
Padre Fabián Rodríguez, S. J.,