El arzobispo de Nápoles permitió a las religiosas de los 7 conventos de clausura de la ciudad que asistieran al encuentro de los religiosos con el Papa Francisco.
Fue entonces cuando, saltándose el protocolo y de forma imprevista, se abalanzaron sobre el Papa provocando un gracioso momento.
El arzobispo Sepe medio desesperado les pidió, con mucho humor, que volvieran a su sitio:
"Después, después, ¿dónde van? Después. Pero mira. ¡Y eso que estas son de clausura. Imagínate si no lo fueran! Se lo van a comer. ¡Hermana!, ¡hermana!, ¡hermana! Tenemos que seguir. No podemos perder el tiempo”.