Paige Mechling se fue de casa con solo dieciséis años. Estaba decidida a organizar ella sola su vida, pero una serie de decisiones equivocadas la dejaron prácticamente en la calle. Un retiro y una confesión consiguieron que Paige pasara del ateísmo a «devorar» la Biblia y, con la radicalidad que la caracteriza, a convertirse del todo al cristianismo.