María Tarruella Oriol estudió Bellas Artes y se dedica a la pintura. En su adolescencia, le gustaba el ambiente hippie. Se apuntó a la Jornada Mundial de la Juventud de Santiago, pensando que se trataría de un festival de Woodstock, pero, para su sorpresa, no tenía nada que ver con ello. Allí, por la noche acompañó a una amiga a los servicios, que quedaban lejos. En este trayecto sintió algo inexplicable que la llevó a cambiar radicalmente de vida.
Uno de sus hijos nació con graves problemas de corazón. Nos cuenta cómo ese "menudo corazón" de su hijo ha servido para la gloria de Dios. Ahora María trabaja para la fundación "Menudos corazones", ayudando a otras familias que se encuentran en la misma situación.